-¿Mamá? ¿Estás ahí?.
Como no oyó nada, revisó su casa. En efecto, no había nadie.
Al momento, puso la cadena de música, la puso a todo volumen.
Era su día. No tenía que hacer nada, no había quedado, se había quedado sola.
-¡Hoy estoy dispuesta a comerme el mundo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario